—Es cierto, me llamó la atención como empieza la sinopsis, tan original que me tomé la libertad de copiarla, pues en sí, es donde empieza todo: en esos 445 m2. Ahora bien, está claro que hay un personaje central... ¿quién es y cómo enfrenta lo que le pasa?
—Se trata de un hombre que a través de reparar en una tontería como puede ser un bolígrafo, intenta romper con esa monotonía en que se halla... Esa rutina, algo que es muy, muy difícil pero tomará una decisión, aún sabiendo que por ese cambio deberá pagar un alto precio.
Lo presento como una persona normal y corriente. Es quién se expresa, ya que está escrito en primera persona, creí muy importante enfocarlo de ese modo. Tampoco hice mención de su nombre, lo que hace que el lector se meta en el personaje, se implique en su historia.
— Has logrado plasmar una historia en la que cada uno puede vivirla como propia... empatizar con el personaje. Realmente creo que es una obra que no dejará a nadie indiferente, ya que cada vez hay más gente con esa sensación de hastío, de encierro. Pero tu caso, me sigue alucinando Eloy: escribes tu primera novela; como me comentaste, las cosas no fueron fáciles, el “NO” siempre estaba presente a donde ibas. Hoy una editorial del prestigio de Espasa-Calpe te respalda y en pocos meses... ¡has llegado a todas las librerías de España!
Cuéntanos... ¿tienes un hada madrina?
—jajaja No, fue un proceso largo, cansador, pero todo empezó cuando estuve frente a mi novela. Allí, escrita y corregida la vi y dije: ¡perfecta! Bajo la premisa que una novela nace para ser leída... en pos de eso puse todo mi empeño. Estaba determinado a que no se quedara olvidada en un cajón.
Pasé muchas horas parado en las librerías que lograba que me dejasen promocionarme, hablándole a la gente acerca de ella, invitándoles a que la leyeran. Una faena muy de calle: cogía la maleta con mis libros y salía todo el día con ese fin. Tocar puertas, insistir y por supuesto, volver aún después del No.